El Estudiante de Salamanca and Other Selections
Súbito rumor de espadas

Cruje, y un «¡ay!» se escuchó;

Un «¡ay!» moribundo, un «¡ay!»

Que penetra el corazón,

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Que hasta los tuétanos hiela

Y da al que lo oyó temblor;

Un «¡ay!» de alguno que al mundo

Pronuncia el último adiós.

El ruido

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Cesó,

Un hombre

Pasó

Embozado,

Y el sombrero

55

Recatado

A los ojos

Se caló.


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